La reacción de los países ante una eventual imposición de aranceles al acero y al aluminio será clave para el comercio mundial.

Más que en ningún momento en los últimos 30 años, el mundo se encuentra al borde de una guerra comercial. La reacción de los países ante una eventual imposición de aranceles al acero y al aluminio será clave para el comercio mundial y, muy probablemente, marcará la pauta de las estrategias a seguir. En el caso de México, su reacción en caso de que se aplique esta medida también será indicativo de la señal que quiere enviar.

Por un lado, podría actuar de manera unilateral y arbitraria. Aceptar que la única ley es la “ley de la jungla”. Adoptar medidas claramente violatorias de nuestros compromisos internacionales, sin tomar en cuenta que dichos compromisos prohíben expresamente la adopción de medidas unilaterales si no existe antes una decisión de los órganos de solución de diferencias que nos den la razón.

Por otro lado, podríamos actuar conforme a la ley. Esto implica ejercer los derechos que nos otorgan las disciplinas internacionales, por ejemplo, adoptar represalias en caso de que la OMC autorice la suspensión de concesiones, tal como las que fueron autorizadas en la controversia de atún. En el marco del TLCAN, por ejemplo, dicho tratado nos otorga el derecho a compensar o suspender concesiones en caso de que uno de nuestros socios comerciales adopte una salvaguardia contra exportaciones mexicanas.

Independientemente del resultado, lo que hace patente la coyuntura que se vive es la urgente necesidad tanto de fortalecer los mecanismos de solución de controversias del TLCAN, como de ponerle una solución a la crisis por la que atraviesa el mecanismo de solución de controversias de la OMC. En estos momentos, los miembros de la OMC deberían contar con un mecanismo efectivo de solución de controversias que incluso, como lo propuso México hace varios años, contara con una sanción para aquel país que adopta una medida ilegal sin sustento.

La importancia de las instituciones es fundamental para preservar el Estado de derecho. Como prueba de dicho valor, utilicemos el ejemplo del sistema penal acusatorio en la Ciudad de México. De acuerdo con México Unido contra la delincuencia, se detectaron fallas en nuestro sistema de administración de justicia en 94% de los casos analizados. Esto se tradujo en una ciudad inmersa en la inseguridad. Un caos similar se podría generar en la esfera comercial. Lo que pase en los próximos días será clave. Marcará la tendencia de lo que siga. Una reacción visceral o arbitraria provocaría simplemente la anarquía comercial colectiva. Por ello, si se quiere evitar el caos comercial, debe preservarse el Estado de derecho y se deben fortalecer las instituciones que administran la justicia comercial internacional.

Profesor Titular. Facultad de Derecho. UNAM.

Juez del Órgano de Apelación de la Organización Mundial del Comercio.

Fuente original: El Universal

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